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Bioestimulantes con nanotecnología para potenciar rindes en trigo

El manejo de la nutrición en trigo es clave para maximizar rendimientos, y hacer un uso eficiente de los recursos. Las últimas tecnologías en bioestimulantes foliares con nanominerales refuerzan y mejoran la sanidad del cultivo para soportar situaciones de estrés, además de proveerle los nutrientes requeridos en el momento de demanda, potenciando el rendimiento y mejorando la performance y los rindes finales. 

Nuestros trigos enfrentan gran cantidad de situaciones adversas como altas temperaturas, escasez hídrica, competencia de malezas por nutrientes, enfermedades y plagas, etc. Hoy necesitamos cultivos más resistentes capaces de superar estas situaciones. La utilización de bioestimulantes, junto con una correcta nutrición, aumenta la resistencia natural de las plantas, actuando sobre la fisiología de las mismas a través de canales nutritivos, mejorando su rendimiento y calidad ayudando a conservar el suelo.

Bioestimulación

Los bioestimulantes permiten proteger y potenciar el crecimiento de los cultivos, apuntando a una mejor cosecha. Su objetivo fundamental es brindarle a la planta un complemento integral para mejorar su desarrollo, ya sea en parte aérea y radical como también mejorando su respuesta a estrés bióticos y abióticos. También aseguran un adecuado balance hormonal que mejora la expansión floral; a través de la flexibilización y expansión de las paredes celulares permitiendo una mayor captura de radiación y fotosíntesis.

Estos son sustancias biológicas (hormona vegetal o fitohormona) que actúan sobre los procesos de la planta mejorando su crecimiento y capacidad productiva. Aportan a la planta una serie de sustancias activas que mejoran su fisiología tanto en su parte aérea como radicular. Incluyendo elementos que proporcionan una mayor protección y desarrollo de esta, mejorando la calidad de sus frutos y con una fertilización más natural y biológica. Son clave en situaciones de estrés como sequías, altas temperaturas, alta salinidad, plagas y enfermedades, colaborando para aumentar su resistencia. Son una perfecta herramienta contra el llamado estrés abiótico, ayudando a proteger y mejorar la salud del suelo y permitiendo un mejor desarrollo de microorganismos benéficos.

Una hormona vegetal o fitohormona es un compuesto producido internamente por una planta, que trabaja en muy bajas concentraciones y su principal efecto se produce a nivel celular, cambiando los patrones de crecimiento de los vegetales. Hoy se identifican 11 tipos de hormonas vegetales de las cuales 6 de ellas se relacionan con la autofagia (proceso esencial para la célula que participa a lo largo del desarrollo de las plantas). Estas son: el ácido abscísico, el etileno, las giberelinas, las auxinas, las citocininas y el ácido salicílico.

Una de sus funciones principales es el favorecer la germinación, y estimular el crecimiento vegetativo permitiendo alcanzar altos índices de área foliar y fotosíntesis. También activan señales que desencadenan la floración y retrasan el envejecimiento. Su concentración baja desde el espigazón, para dar paso al crecimiento reproductivo.


Bioestimulación + Nutrición
Es importante tener en cuenta que los bioestimulantes no remplazan a los fertilizantes, sino que pueden potenciarlos para lograr un mayor y mejor desarrollo. Al generar una protección adicional, utilizan los nutrientes de los fertilizantes de manera más eficiente, mejorando la absorción de los mismos.

En muchos casos, dependiendo de la situación nutricional de los suelos, los tratamientos fisiológicos con hormonas de crecimiento pueden complementarse con el agregado de nutrientes específicos. A través de aplicaciones foliares, en las que se proporciona pequeñas dosis es estos macronutrientes en etapas clave del cultivo, en las que se desencadenan procesos o se definen componentes del rendimiento, es posible fortalecer el cultivo y mejorar los rendimientos finales. Es, sin duda, una herramienta óptima para el agregado de micronutrientes.

Por ello, en el caso del trigo, es recomendación abastecer durante el período de macollaje / encañazón de las hormonas y/o de los nutrientes que promuevan los procesos que permitan salvar situación de estrés y/o de déficit nutricional. Varios ensayos realizados por el INTA, demostraron el efecto positivo de la aplicación de tratamientos con zinc y microorganismos en el rendimiento del trigo, que llegaron a obtener mejoras de entre 5 y 8 por ciento.

El zinc es que es un activador enzimático que activa rutas metabólicas, favorece la síntesis de auxinas y colabora con el metabolismo del nitrógeno.

El Zn forma en los vegetales complejos enzima / sustrato, y cataliza innumerables reacciones enzimáticas que regulan procesos metabólicos muy importantes para la planta, como la respiración y la síntesis de clorofila. Es un precursor del triptofano y AIA, regulando la producción de auxinas. Interviene en la síntesis de proteínas, carbohidratos y la formación de granos. Como es poco móvil en el suelo y también en la planta, se ha utilizado preferencialmente la aplicación foliar, de modo de facilitar su aprovechamiento y minimizar la necesidad de traslocación a los órganos y células que funcionarían como destino del nutriente.
 

En el mercado se encuentran diversos productos que contienen distintas hormonas, e inclusive algunos incluyen micronutrientes en su composición, que son clave para el desarrollo del trigo, como el zinc.


Un innovador ejemplo es el NuproBio Zinc, un estimulador de crecimiento para gramíneas con una equilibrada combinación de fitohormonas incluyendo giberelinas, citoquininas, auxinas y ácido salicílico además de un complejo de nanopartículas de micronutrientes con zinc, cobalto y molibdeno. Su formulación permite brindarle al cultivo, un complemento integral para mejorar su desarrollo, ya sea en parte aérea y radical como también mejorando su respuesta a estrés bióticos y abióticos. Como ventaja adicional, permite la optimización de costos al poder ser aplicado junto a cualquier otro tratamiento con herbicidas /fungicidas /insecticidas, ahorrando costos operativos.


La aplicación de nanopartículas es una tecnología de avanzada que está transformando la agricultura, proporcionando herramientas para mejorar la capacidad de las plantas en absorber los nutrientes y crecer con mayor velocidad, incrementando el rendimiento de manera sustentable y reduciendo el impacto ambiental. La palabra «nano» significa una billonésima parte, refiriendo a su minúsculo tamaño, siendo así un medio eficiente para distribuir nutrientes, de una manera controlada y dirigida.


A modo de conclusión, aportarle al cultivo una combinación balanceada de nutrientes y hormonas nos permite asegurar un mejor crecimiento, desarrollo y producción, y mitigar los efectos de los estreses abióticos y bióticos a los que son sometidos los cultivos bajo condiciones extensivas de campo.